Lyon, la ciudad de las luces, es conocida por su patrimonio histórico, cultural y arquitectónico. Entre los atractivos más destacables de esta ciudad se encuentran los funiculares. Los funiculares de Lyon no sólo son cómodos para moverse, sino que también ofrecen una experiencia única y original. En este artículo vamos a explorar las razones por las que los funiculares de Lyon son un medio de transporte imprescindible.
Los funiculares de Lyon tienen una larga historia que se remonta a finales del siglo XIX. El primer funicular se construyó en 1862 para conectar la ciudad baja con la basílica de Fourvière. Era una forma rápida y eficiente de transportar materiales de construcción para la basílica. Sin embargo, después de que los lugareños comenzaran a usarlo como medio de transporte, quedó claro que había potencial para desarrollar funiculares para el público en general.
A lo largo de los años, se han construido varios otros funiculares por toda la ciudad, cada uno con su propia historia y encanto. Hoy en día, hay cinco funiculares en Lyon: Fourvière, Saint-Just, Croix-Rousse, Minimes y Presqu’île. Cada funicular ofrece impresionantes vistas de la ciudad y es una experiencia única en sí misma.
Los funiculares de Lyon ofrecen una experiencia única que no encontrarás en ningún otro lugar. Los funiculares son vehículos de dos compartimentos que ascienden y descienden sobre raíles inclinados. Los compartimentos están conectados por un cable y el movimiento está controlado por motores eléctricos. Los funiculares de Lyon no sólo son cómodos para moverse rápidamente, sino que también ofrecen unas vistas excepcionales de la ciudad.
Los funiculares de Lyon también son únicos, ya que fueron construidos para adaptarse al terreno escarpado de la ciudad. Los funiculares de Fourvière y Saint-Just son los más empinados, con una pendiente de más del 30%. Los funiculares de Croix-Rousse y Minimes son más suaves, mientras que el funicular de Presqu’île es casi horizontal.